Como principal causante del cambio climático, contribuyendo con tres cuartas partes a las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del uso final de la energía, las ciudades pueden estar a la vanguardia para abordar uno de los asuntos más urgentes a día de hoy, liderando el cambio a la energía limpia. Y según el CDP, ya están empezando. A lo largo de los últimos años, un número creciente de gobiernos nacionales y locales han empezado a darse cuenta del potencial de las renovables. Se están comprometiendo a hacer su parte para combatir el aumento global de las temperaturas alejando sus operaciones municipales y a comunidades enteras de la energía fósil. En su lugar, se están pasando a la energía solar, eólica, hidráulica y geotérmica con la esperanza de alcanzar los compromisos del Acuerdo de París para limitar el calentamiento global y creando ciudades limpias y habitables para sus ciudadanos. Un organismo internacional de expertos, gobiernos, ONGs e industria destaca algunas de las ciudades que lideran la transición hacia las renovables.
¿Cómo lo han conseguido? ¿Qué podemos aprender de ellos?
Las investigaciones demuestran que las ciudades son las responsables del 75% de las emisiones globales de CO2.
Ciudades del mundo que se están volviendo más verdes
Adelaida, Australia
La ciudad de Adelaida ha probado que se está tomando el cambio climático muy en serio pasando a consumir un 100% de electricidad renovable el 1 de julio de 2020. A partir de esta fecha, sus operaciones municipales han utilizado una mezcla de electricidad totalmente solar-eólica. Fue parte de un acuerdo de compra de energía vinculado a la distribuidora de energía Flow Power. Y el acuerdo ha colocado a Adelaida más cerca de lograr su objetivo para 2025: el objetivo de convertirse en una de las primeras ciudades del mundo en alcanzar la neutralidad de carbono y ayudar al cambio energético en Australia del Sur.
La ciudad ha invertido en edificios corporativos y comunitarios eficientes energéticamente, políticas para promover el despliegue de vehículos eléctricos e híbridos, e iniciativas para favorecer los desplazamientos a pie y en bicicleta. Y eso no es todo. A su vez están dando otros pasos para lograr sus objetivos. Por ejemplo, Adelaida también ha anunciado una nueva ronda de incentivos para tecnologías de almacenamiento de energía. Esto incluye la reserva de energía Hornsdale, una de las mejores baterías de iones de litio del mundo que permite un mayor abastecimiento procedente de renovables. Como fuente de energía adicional, la ciudad está estudiando la oportunidad de aprovechar el biogás de las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Seúl, República de Corea
Corea del Sur aborda su objetivo de emisiones netas cero para 2050 lanzando su propio New Deal Verde. Esta iniciativa, anunciada en julio del año pasado, invertirá en cinco sectores clave: silvicultura, edificios, energía de bajo carbono y descentralizada, movilidad y gestión de residuos. El objetivo permanece sin cambios: un 40 por ciento de reducción de emisiones para 2030 y un 70 por ciento de reducción para 2040 (en comparación con niveles de 2005). La estrategia es terminar con la dependencia del carbón añadiendo capacidad solar.
Seúl, capital de Corea del Sur, es una de las ciudades inteligentes más innovadoras del mundo.
Cocody, Costa de Marfil
En 2017, Cocody publicó su Plan de Ciudad Verde con la promesa de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 70 por ciento para 2030. Medidas incluidas:
- usar energía solar para suministrar energía a los edificios públicos,
- instalar 1600 semáforos solares y 5000 farolas solares,
- proporcionar 200.000 kits de energía solar fotovoltaica, cocinas eficientes que funcionan con etanol, secadores solares y calentadores de agua solar para las casas,
- construir varios parques eólicos en las orillas de la laguna Ébrié, etc.
Otras iniciativas incluyen un programa de reforestación y secuestro de carbono para crear más espacios verdes y plantar 2 millones de árboles de mangle.
Malmö, Suecia
Malmö también se ha hecho un nombre entre las ciudades líderes en el cambio a las energías renovables. El plan es funcionar con un 100% de energías renovables para 2030, a partir de alrededor del 43 por ciento en 2020. Por ejemplo, esta ciudad climáticamente inteligente es sede del tercer mayor parque eólico del mundo, Lillgrund, donde las turbinas proporcionan energía a unos 60.000 domicilios. Pero el siguiente proyecto de Malmö está a la vuelta de la esquina: está construyendo una de las mayores plantas de biogás del mundo. Y se espera que esté operativa en 2022. Para 2028, Malmö quiere tener cinco de estas plantas geotérmicas de alta temperatura.
Las ciudades estadounidenses también están redoblando sus esfuerzos
Hace diez años, las energías eólica, solar y geotérmica estaban empezando a despegar. Tras una década de crecimiento explosivo en las tecnologías clave necesarias para proporcionar energía limpia a los EE.UU., más del 12% de su electricidad proviene del sol, el viento y la tierra. Actualmente son parte del panorama energético diario de la nación, ya que cada vez más estados se apuntan a esta tendencia. Y con los precios de las energías renovables reduciéndose continuamente, y habiendo cada vez más herramientas y recursos disponibles, hay oportunidades de crecimiento para hacerlo. Por no mencionar que los esfuerzos de los pioneros han proporcionado gran cantidad de experiencia de la que aprender.
Veamos el ejemplo de San Francisco. Se sitúa constantemente entre las principales ciudades verdes de Norteamérica y está considerada una potencia del panorama ecológico global. Fue la primera ciudad importante de EE. UU. en aprobar una ley que requiere que todos los edificios nuevos reserven espacio en el tejado para sistemas fotovoltaicos. Desde entonces, ha continuado liderando todo tipo de rankings verdes, batiendo a rivales como Vancouver, Nueva York, Seattle, Denver y Boston y sirviendo de inspiración a otras ciudades situadas más abajo en la lista.
En términos de energías renovables, San Francisco supone un modelo para ciudades en otros lugares.
Para otras ciudades en transición ecológica, sigue habiendo un gran obstáculo
El objetivo de Filadelfia es lograr la neutralidad de carbono para 2050. No obstante, la ciudad es propietaria de Philadelphia Gas Works. PGW es el mayor servicio de gas natural de titularidad municipal en Estados Unidos. Tiene más de 1600 empleados y más de 500.000 clientes. Dicho de otra forma, alrededor del 70 por ciento de los hogares de Filadelfia recurren al gas natural como principal fuente de calefacción. También es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero de la ciudad, perjudicando potencialmente los objetivos climáticos de la misma y calentando el planeta.
Los funcionarios y representantes electos de Filadelfia tienen el cometido de ofrecer soluciones, pero están muy lejos de ser sencillas. ¿Es posible reducir las emisiones de gas natural, descarbonizar y crear una ciudad más sana para sus residentes y para otras personas que quieran mudarse a Filadelfia y establecerse en esta ciudad sin dañar seriamente el modelo de negocio de PGW, recortar puestos de trabajo y sus propios beneficios en el proceso? Parece un dilema.
Aún así, es crucial evaluar cómo se puede transformar PGW de forma sostenible. Los municipios locales están trabajando en estrategias y modelos de negocio alternativos para PGW.
El despertar
Día tras día, cada vez más ciudades se dan cuenta de que tienen el poder y el empuje para afrontar las transiciones energéticas urbanas locales. En los EE.UU., las ciudades que tienen como objetivo suministrar a sus comunidades una energía 100 por cien limpia y renovable tienen un arduo trabajo por delante. Aún así, las renovables están aumentando, permitiendo que los americanos vislumbren un futuro más verde.
Por fortuna, otras ciudades están verdaderamente dispuestas a aprender de la experiencia de otras y a reproducir soluciones de ciudades que lideran la transición hacia las renovables en todo el mundo. Es obvio que reformar el sistema energético requiere una importante inversión en infraestructura. Aún así, hay otras fórmulas sencillas en las que todos podemos hacer nuestra parte para descarbonizar nuestras ciudades. La electrificación del sistema de transporte, por ejemplo. Todos podemos contribuir a hacer un esfuerzo para desplazarnos más a pie o en bicicleta.
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