El planeta Tierra es un sistema en equilibrio complejo. Elementos como la atmósfera, las masas de agua o la biosfera ayudan a regular este equilibrio y mantenerlo dentro de ciertos límites. Pero, ¿qué ocurre cuando la humanidad los empuja, aunque sea ligeramente? ¿Tenemos tecnología para solucionar los límites planetarios? ¿Son los límites planetarios un problema de mala aplicación tecnológica? El cierre de la capa de ozono nos aporta esperanzas en un futuro más verde gracias a la innovación.
¿Qué son los límites planetarios?
Los límites planetarios son umbrales de nueve procesos globales que, de cruzarse, llevarían a un sistema global poco predecible por los métodos científicos y, con alta probabilidad, nada amable con la vida tal y como la conocemos. Fueron propuestos en 2009 y aceptados a nivel mundial hacia 2016. El último informe, de 2022, indica que necesitamos cambios urgentes en nuestras formas de vida.
La forma más fácil de entender los límites planetarios es teniendo en cuenta que la actual crisis climática es uno de estos límites. Se trata probablemente del límite con más conciencia social y más estudios al respecto, ya que llevamos monitorizándolo muchísimas décadas.
¿Por qué son importantes los límites planetarios?
Si uno de estos límites se rompe, el resto de sistemas globales tratarán de corregirlo e irán compensando el daño. Es lo que pasa cuando una especie se extingue, que otra suele ocupar su nicho ecológico. Pero si lo hacen unos cuantos en paralelo, el equilibrio mencionado previamente podría romperse de forma brusca e impredecible. Eso no nos conviene.
Los nueve límites planetarios, y cómo resolverlos
Existe cierto consenso en que hay nueve grandes límites planetarios. Aunque algunos autores los agrupan en menos categorías y otros autores tienden a desgranarlos en más, los factores tras ellos siguen siendo los mismos. Por ejemplo, la pérdida de biodiversidad actual tiene sub-elementos como el «apocalipsis de insectos» (se llama así a la pérdida masiva a nivel mundial) y la pérdida de megafauna. Agrupados o no, el problema es el mismo.
Límite 1. El agujero de la capa de ozono, una historia de tecno-esperanza
Descubierto en la década de 1980, el agujero de la capa de ozono puede considerarse uno de los primeros límites. La capa de ozono es fundamental para la vida, ya que filtra la peligrosa radiación ultravioleta para que no llegue a la superficie de la Tierra. En 1987, se aprobó el Protocolo de Montreal, que se puso en marcha en 1989. La prohibición de los CFC y otros gases impulsó la industria a trabajar con otras moléculas menos lesivas para el entorno y, si seguimos así, el agujero se terminará de cerrar hacia 2066.
Límite 2. La conocidísima crisis climática y el CO2
La crisis climática es un límite que incluye el aumento de CO2 en la atmósfera, el aumento de temperaturas y el cambio climático, como todas sus consecuencias asociadas. Obviamente, la solución radica en empezar a reducir las emisiones de carbono, junto al uso de tecnología de captura de carbono para limpiar la atmósfera y los océanos más rápido de lo que lo haría la naturaleza por sí sola.
Límite 3. Contaminación de partículas de la atmósfera
Probablemente de los más complicados de medir, hasta el punto de que en junio de 2022 aún no se tenían cifras definitivas. Aunque, teniendo en cuenta que incluye la contaminación por plástico y microplástico, entre otros elementos, la mayoría de las proyecciones son algo pesimistas. ¿Y esto cómo se soluciona?
De forma inmediata, se necesita prescindir de todos los procesos con plásticos de un solo uso, así como evitar en la medida de lo posible aquellos plásticos que no puedan ser reciclados al 100 % (que son casi todos) o los métodos de fabricación que no permitan el reciclaje, como el tetrabrick o el cigarrillo electrónico desechable. Fabricar objetos más durables es un punto básico para este límite planetario. Por ejemplo, botellas metálicas en lugar de PET.
También vamos a necesitar limpiar ríos, lagos y mares mediante acciones directas que van desde recoger residuos de las playas a capturar plásticos en alta mar. La buena noticia es que existe tecnología para hacerlo, y que los residuos luego pueden ser usados para otros proyectos, como por ejemplo fabricar juguetes o ladrillos de construcción.
Límite 4. La acidificación oceánica
La acidificación oceánica es la reducción del pH del agua. La mala noticia es que entre 1950 y 2020 ha bajado de 8,15 a 8,05. La buena es que su mayor causante es el CO2 y, por tanto, ya estamos diseñando tecnología capaz de emitir menos e incluso capturar el excedente. Por supuesto, cuando más rápido nos movamos hacia la descarbonización, menos daño sufrirán los océanos.
Es muy importante revertir el daño cuanto antes, y no solo por la vida en los océanos. Actividades humanas como la pesca o el turismo ballenero dependen de este equilibrio. Existen algunas tecnologías prometedoras de adición de bases al océano para neutralizar su acidez, aunque deben entenderse como complementarias a la descarbonización.
Límite 5. Erosión de la biosfera y la biodiversidad
Los humanos llevamos más de 60 000 años peleados con la biodiversidad. Allí donde aparecemos, la megafauna desaparece. Pero en la actualidad contamos con una herramienta fundamental para evitarlo: el conocimiento. Nunca antes habíamos contado con tanta información o tantas áreas protegidas. Y están en proceso de expansión. Se persigue proteger el 30 % de la superficie del planeta para 2030 y el 50 % para 2050.
Proteger los entornos naturales, por ejemplo creando puentes verdes para la fauna, es una prioridad en el calendario de la protección de la biodiversidad. Aunque existe un gran set de tecnologías que nos ayudarán. El cultivo vertical permite liberar grandes áreas de cultivo para resilvestración, la ciencia ciudadana ayuda a localizar especies y la tecnología satelital permite medir mejor la recuperación del entorno.
Límite 6. El desequilibrio de nitrógeno
El ciclo del nitrógeno es poco conocido pero rige los equilibrios en la naturaleza, de la misma forma que lo rige el ciclo del agua o del carbono. Para alimentar a la población de forma barata, la humanidad ha añadido mucho nitrógeno a los campos en forma de fertilizantes, y esto ha tenido como consecuencia un desequilibrio muy grave. Por suerte, existe tecnología para solucionarlo.
Entre las tecnologías más curiosas se encuentra el uso de una bacteria fijadora de nitrógeno que se encuentra presente de forma natural en las cañas de azúcar y que evita la adición de fertilizantes. La rotación de cultivos, que no es precisamente nueva tecnología, permite también regenerar los suelos. Otras medidas implican el policultivo para que las plantas trabajen juntas, complementando su química.
Límite 7. Agua dulce disponible, ¿podemos sacarla de la atmósfera?
El estrés hídrico (usar más agua de la que está disponible) es por desgracia una práctica global. La solución pasa por adaptar los cultivos al entorno, en lugar de forzar al entorno a hidratar cultivos foráneos, hacer un uso más eficiente del recurso hídrico o buscar cadenas de alimentos que requieran menos agua.
También es posible hacer uso de tecnologías de cultivo en ambientes controlados, que usan una décima parte del agua, reducir el consumo de carne e incluso ‘cosechar nubes‘. La atmósfera contiene una cantidad ingente de agua que puede ser usada para regar, si se sabe atrapar. Ya existen prototipos que permiten condensar agua mineral del aire, con hidropaneles diseñados para lugares con sequía.
Límite 8. Cambios en el uso de suelo
El Amazonas es probablemente la región del planeta que más atención recibe cuando sus selvas se talan para desplegar campos de cultivo, uno de los cambios de suelo más lesivos. Junto a este se encuentra la dispersión urbana o el abandono de campos agrícolas. ¿Tiene arreglo? Lo cierto es que sí, y que sus soluciones tecnológicas son las mismas que los límites de la biosfera o del nitrógeno, porque son problemas relacionados.
Límite 9. ‘Carga’ de aerosol atmosférico: la contaminación de toda la vida
Aunque tiene un nombre técnico algo complicado, lo cierto es que este límite se refiere a la polución atmosférica, para lo que es imperativo el uso de tecnologías limpias que no emitan partículas al aire. Electrificar para descarbonizar es un paso indispensable, especialmente dentro de las ciudades, entornos en los que se concentran los gases.
Los límites planetarios tienen soluciones tecnológicas parciales
La tecnología será imprescindible a la hora de evitar los límites planetarios. Esta nos puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, a mitigar la acidificación de los océanos, a restaurar la capa de ozono, a gestionar el uso del agua y los nutrientes, a frenar la deforestación y la pérdida de biodiversidad, y a minimizar la contaminación atmosférica y química. La tecnología también nos puede permitir adaptarnos a los cambios ambientales que ya son inevitables y a desarrollar soluciones innovadoras y sostenibles para el futuro. Aunque no todas las soluciones son tecnológicas, algunas son tan simples como no construir un campo de golf en un área de secano.
Imagen principal: dan carlson,
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