Vivir en Madrid tiene muchas cosas buenas, una es la sierra norte a la que voy mucho a pasar el día o montar en bicicleta de montaña, trabajar en pavimentos y montar en bici es una combinación buena, aunque sea bicicleta de montaña siempre hay que hacer trayectos por vías asfaltadas para evitar trialeras imposibles o caminos enfangados de barro, y como repites con el tiempo, vas analizando de forma innata fijándote en cada detalle como es el firme y como ha afectado el paso de la estación anterior.
Vaya día ??♂️camino Cercedilla? pic.twitter.com/JXoyv14aUx
— José Javier García (@jjavier_garciap) 8 de abril de 2018
Hace años ya me fijé que después de nevar y el posterior tratamiento con sal en las carreteras y calles, estas amanecían llenas de áridos sueltos (pequeñas piedras que componen el pavimento junto con el betún asfáltico que hace de pegamento), es decir, el efecto del agua y la sal desnudan parcialmente la capa de asfalto por donde pasamos.
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— José Javier García (@jjavier_garciap) 17 de enero de 2018
Pensando en ello tiene su lógica química, en realidad fabricamos carreteras con dos elementos que a priori no tienen gran afinidad, aunque somos capaces de resolverlo. Betún asfáltico y áridos, el primero de naturaleza orgánica y el segundo inorgánica, en un símil un poco lejano sería como mezclar aceite y agua.
Entonces, ¿cómo conseguimos una buena mezcla desde hace un siglo?, la clave es sencilla introducimos en el proceso de mezcla árido-betún una gran energía térmica y mecánica, áridos y betún entran en contacto alrededor de 160ºC y eso hace que el betún tenga la viscosidad del agua y la temperatura del conjunto facilite la mezcla perfecta acompañado de un mezclador de palas metálicas y grandes dimensiones como se ve en la foto a continuación.
Pero al final, aunque hayamos logrado un aglomerado perfecto la falta de afinidad árido betún está siempre latente y cuando aparecen condiciones extremas sobre todo invernales la unión física que hemos creado entre árido y ligante se puede disolver.
En FERROVIAL como mantenedores y propietarios de muchas vías comenzamos a trabajar hace 3 años en el ataque químico que supone sobre los pavimentos la acción de hielo, nieve y sal cuya combinación es un electrolito oxidante. Comenzamos a investigar la realidad de los firmes y desde todas las fuentes consultadas nos confirmaban que efectivamente después de campañas fuertes invernales con estos compuestos el firme queda sensiblemente deteriorado y en primavera/verano hay que hacer reposiciones de firmes a tramos que no tienen muchos años.
Dentro de FERROVIAL en la parte especializada en betunes asfálticos (DITECPESA, S.A.) comenzamos a pensar que modificación química podríamos llevar a cabo que con una pequeña cantidad mejorase la unión entre árido y betún, así, además de la unión física llegar a la unión química enormemente más fuerte. Pensamos en las soluciones habituales, polímeros, tensoactivos, … pero no aportaban mucho más, finalmente pensamos en nanotecnología mediante la cual si conseguíamos un buen compuesto podríamos tener un gran efecto con poca cantidad. Durante el primer año perdimos la cuenta del número de pruebas que hicimos, hubo algún momento que nos sentimos como Thomas Edison sabiendo muchas formas de cómo no conseguirlo, al igual que él dijo con la bombilla, desde luego no estamos a su nivel, pero la sensación fue la misma.
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— José Javier García (@jjavier_garciap) 13 de junio de 2017
Después de mucho esfuerzo presentamos el primer betún asfáltico del mundo enfocado a esta problemática “Betún Asfáltico para Climas Extremos, BCE“, fue en el Argus Europe Bitumen Lisbon Mayo 2017 y XVth International Winter Road Congress Gdansk Febrero 2018.
Se han realizado múltiples obras siendo la más importante la autopista entre Madrid y Barcelona en el tramo Calatayud-Alfajarín donde los resultados de laboratorio han sido muy buenos y además después de una campaña invernal muy dura en el invierno de este año se está constatando en el estado del firme real que los tramos realizados con el Betún de Clima Extremo presentan un mejor estado que otros de control realizados a la vez con betunes convencionales.
Innovar es apasionante, y desde entonces hemos emprendido un camino de mejora más allá del objetivo inicial, resolviendo nuevos problemas y enfrentándonos a nuevas situaciones, a veces digo que la innovación es evolutiva y como la rama de un árbol, empiezas a crecer en una dirección, pero durante el camino vas viendo oportunidades nuevas y se va ramificando, eso sí es importante ir en la dirección correcta, como las que crecen hacia el sol.
Y al final es un poco el efecto mariposa, montar en bicicleta provoca una investigación para mejorar los betunes asfálticos, a través de nanotecnología, concluyendo en el más novedoso Betún de Clima Extremo diseñando para esta problemática del mundo.
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