Hace años que el concepto de economía circular se está haciendo más y más frecuente. A medida que nos volvemos conscientes de los problemas medioambientales que el modelo lineal de economía va generando, buscamos alternativas como la reducción, la reutilización o el reciclaje de objetos.
La economía circular engloba estas tres erres, pero también fomenta (y se ve alimentada en un círculo virtuoso) por sistemas de compra de segunda mano, el alquiler o la fabricación de objetos reparables y de elevada calidad. Un modelo necesario, porque la economía circular y el alquiler beneficia a todos.
¿Qué es eso de economía circular?
La economía circular es un concepto económico de la década de 1980 que llevamos escuchando desde entonces pero que empieza a ponerse en práctica hoy. Su principio es el de generar flujos circulares de materias primas para la producción y el consumo, en lugar de los flujos lineales que tenemos hoy día.
El objetivo de este sistema es evitar al máximo la extracción de materiales y, por tanto, su impacto. Algo muy difícil de ejecutar en una economía que sigue sustentada por la extracción de un gran volumen de materias primas en lugar de dar valor a su uso, calidad o impacto sobre el planeta.
Para ilustrar un ejemplo nos vale cualquier objeto que el lector tenga cerca, desde un bolígrafo a su smartphone. Si una empresa se dedica en exclusiva a extraer los componentes con que están fabricados, su objetivo será el de vender mucha materia prima.
Esta empresa no estará particularmente interesada en fabricar bolígrafos cuya tinta pueda ser comprada a parte, o teléfonos que se reciclen, reutilicen sus partes o sean fácilmente reparables. Porque, de ser así, vendería menos unidades.
La economía circular pretende hacer cambios de importancia en estas empresas para cumplir su primer objetivo, la reducción de recursos que extraemos. Tras ello, busca que el mercado se oriente hacia objetos reutilizables. Prefiriendo, por ejemplo, botellas de cristal o metal que duren décadas en lugar de botellas de plástico con una vida útil media de 10 minutos.
El reciclaje es importante, y el objetivo es reciclar el 100% de lo producido, pero solo una vez que la reutilización de los objetos sea imposible.
¿Por qué la economía circular está de moda?
Si la economía circular ha llegado hasta el ciudadano y se está convirtiendo en un fenómeno cada vez más replicado y demandado es porque ahora es posible colaborar con otros ciudadanos para dar una segunda vida a bienes que ya no usa. Gracias a estas plataformas de segunda mano evitamos tirar un objeto útil a la basura y, en lugar de reciclarlo, lo reutilizamos.
Así, damos una segunda vida al mismo objeto, reduciendo el impacto de las materias primas que no son necesarias para la fabricación de otro nuevo.
Según una nota de prensa de Vibbo, «el mercado de segunda mano redujo el impacto medioambiental de CO2 en 700.000 toneladas [equivalentes] en 2016». En este estudio se incluyen también otras plataformas que fomentan la venta de segunda mano como Wallapop, Letgo, eBay…
El número de plataformas crece a medida que los ciudadanos se interesan por minimizar su impacto (y ahorrar en el proceso). Algo imposible hace unos años, ya que los mismos teléfonos móviles que mencionábamos más arriba facilitan este tipo de intercambios.
¿Cómo se fomenta la economía circular?
Como en la economía circular hay tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) y varios niveles de economía (micro y macro) no se puede dar una única solución al problema de nuestras materias primas y su uso. Pero sí se puede orientar en base al agente que produce o consume.
Un modo de impulsar la economía circular desde el punto de vista de los consumidores, desde la base, es buscar bienes de consumo a través del alquiler. De ese modo las marcas están interesadas en fabricar bienes durables de elevada calidad, lo que reduce la extracción de materias primas.
Las empresas extractoras y el reciclaje
Por ejemplo, hemos abierto el artículo con una mina que extrae metal del suelo y lo vende a compañías que fabrican teléfonos móviles, o una empresa que fabrica bolígrafos mediante derivados del gas natural.
Si se consigue que las empresas productoras de materias primas se conviertan de manera paulatina a empresas que reciclen materias primas, las mismas compañías que hoy día se empeñan en contaminar en busca de beneficios tendrán como objetivo limpiar el planeta en busca de beneficios.
Es lo que se conoce como una integración vertical en la cadena de producción, acercándose el extractor a la etapa de fabricación. Todo un cambio de paradigma que requiere que los usuarios reciclen el mayor volumen posible.
Las empresas fabricantes y los objetos reparables
El fabricante es un comprador de materia prima que se beneficia del reciclaje de la misma. Los productos reciclados son más asequibles. Además, ahorran energía, agua y materias primas.
Por ejemplo, las empresas fabricantes de coches evitan la compra de materiales a un precio insostenible gracias a que el 93,5% del volumen de un coche puede ser recuperado, según el Sigrauto. Durante la reparación de las carreteras también se evita buena parte de la contaminación reciclando el firme.
En el consumo a pie de calle, la clave de la economía circular la tienen las empresas que fabrican objetos tecnológicos finales. Por ejemplo, la fabricación de un smartwatch reparable tiene el mismo impacto inicial en el medio ambiente que un smartwatch que no lo sea. Sin embargo, el primero no tendrá que tirarse a la basura cuando una pieza se rompa.
Los objetos reparables no son comunes, de momento, pero ya hay líneas de PC y smartphones cuyo objetivo es que, si se te rompe una pieza, no tengas que cambiar el objeto entero.
El modelo de alquiler para facilitar la economía circular
Pero, ¿por qué querría un fabricante que vende objetos evitarse ventas futuras con objetos que duren más o sean reparables? Cuanto más se rompan pasados los dos años de la garantía, más ventas futuras. A menos, claro, que junto a un precio de compra casi simbólico se incluya un coste de alquiler del objeto.
Si el fabricante de smartwatches del ejemplo anterior decide poner sus relojes en alquiler le interesa, ante todo, que sean durables. Así no tendrá que andar cambiando o reparando los relojes continuamente.
Además, buscará hacer el reloj fácilmente reparable. Cuando a un usuario le falle una pieza, devolverá el producto y se llevará otro nuevo, y la empresa podrá reparar el objeto roto a muy bajo coste.
Pero, lo más importante, el impacto sobre el medio ambiente será mínimo, ya que solo habrá que fabricar la pieza que se haya desgastado o roto.
A esto hay que sumar que, si el objeto es reparable, se prevé una vida más larga en el mercado, y los proveedores de componentes podrán mejorar mucho sus diseños. Esto hace que la eficiencia energética alcance mayores cotas o que se busquen materiales de mayor durabilidad.
El valor diferenciador de estas marcas no es tener muchos objetos en el mercado, sino tener un número mínimo de objetos de muy alta calidad en manos de clientes fieles que abonan un alquiler por su uso. Así, pasan de un modelo basado en posesión de objetos a un modelo basado en alquiler de servicios.
Esta estrategia, que se usa desde hace décadas en maquinaria industrial (¿Qué empresa puede permitirse el lujo de comprar todo tipo de maquinaria?) se está trasladando poco a poco al mercado minorista. Ya sea con objetos reparables por los usuarios, garantías ampliadas, alquileres… Lo que redunda en un mejor medio ambiente, que podemos conseguir entre todos.
Hace años que el concepto de economía circular se está haciendo más y más frecuente. A medida que nos volvemos conscientes de los problemas medioambientales que el modelo lineal de economía va generando, buscamos alternativas como la reducción, la reutilización o el reciclaje de objetos.
La economía circular engloba estas tres erres, pero también fomenta (y se ve alimentada en un círculo virtuoso) por sistemas de compra de segunda mano, el alquiler o la fabricación de objetos reparables y de elevada calidad. Un modelo necesario, porque la economía circular y el alquiler beneficia a todos.
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