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Diseño e ingeniería

Planificación: clave para gestionar el cambio y mitigar la incertidumbre

27 de febrero de 2019

La ralentización del crecimiento de la economía mundial este año, junto al rápido cambio en los mercados de consumo y en las tecnologías desafían cada vez más a los modelos convencionales de los aeropuertos.

El Brexit en Reino Unido supone un claro ejemplo de que tanto los accionistas como la dirección necesitan valorar cuál es la mejor forma de posicionar sus negocios aeroportuarios para gestionar el cambio y mitigar la incertidumbre.

Aunque nadie puede predecir el futuro, un plan estratégico (y un plan de negocio a largo plazo) brinda la oportunidad a la dirección y a los accionistas de adoptar una visión holística del negocio, su mercado, sus clientes, sus retos y sus oportunidades. Ofrece una plataforma para fijar las prioridades estratégicas y asegurar una mejora continua del rendimiento, mientras que en períodos de incertidumbre puede convertirse en una guía de actuación para la gestión de riesgo.

Objetivo y aplicaciones

La planificación estratégica ofrece una hoja de ruta para el negocio en un plazo de 3 a 5 años.

Se detallan las acciones y procedimientos y después se hacen los cambios pertinentes en la organización para alcanzar de manera específica los objetivos establecidos. Sobre todo, hay que decir que es un documento dinámico y en el que es necesario monitorizar el progreso, como mínimo, una vez al año.

Un plan estratégico actualizado de manera periódica puede ayudar a un aeropuerto a:

  • Monitorizar las tendencias del mercado
  • Entender las consecuencias
  • Analizar las interdependencias
  • Preparar estrategias de negocio alternativas
  • Diseñar la organización para optimizar los hechos o factores “conocidos” y reaccionar ante los “desconocidos”

Es importante examinar la estrategia y organización de manera periódica para la gestión del negocio aeroportuario, pero es aún más relevante en periodos de incertidumbre o cambio. En un entorno incierto, analizar el mercado y definir las estrategias e iniciativas para ayudar a alcanzar los objetivos estratégicos a largo plazo puede servir para garantizar que el negocio se centre en las prioridades adecuadas y evitar que se desvíe con los retos a corto plazo.

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Fuente: Unsplash | Autor: rawpixel

También podemos utilizar la planificación estratégica para introducir una cultura más comercial y enfocada al negocio durante o después de una nueva adquisición. Durante el proceso de licitación, se prioriza la elaboración de previsiones de tráfico, coste, ingresos e inversión para determinar la valoración. Sin embargo, es necesario transformar esto en una estrategia de negocio coherente y en un plan de organización. Cuando sea posible, durante estos procesos es recomendable dedicar tiempo a pensar de manera más estratégica sobre la organización, ya que puede ayudar a desarrollar un plan de negocio y una propuesta de inversión más coherente.

Tras la adquisición, preparar una nueva visión y un nuevo plan estratégico ofrece la oportunidad de sentar las bases para mejorar el rendimiento. En lugar de imponer un plan, es más eficaz trabajar con la dirección para preparar una nueva visión estratégica, una misión y unos objetivos. Este modus operandi garantizará que la dirección apoye las estrategias y planes de acción posteriores, algo que se ha demostrado que conduce a un resultado más eficaz. En muchos casos, esto resultará en un plan de negocio diferente al planteado durante el proceso de licitación, aunque, por supuesto, lo que es importante es que éste no debilite el retorno de las inversiones esperadas.

Elementos clave

El proceso de planificación estratégica supone el análisis de algunos factores clave cuya respuesta podría derivarse de las siguientes preguntas clave:

  • ¿Cuál es nuestra visión del futuro?
  • ¿Qué medidas específicas necesitamos para lograr nuestra visión?
  • ¿Cuáles son nuestros factores críticos de éxito?
  • ¿Cómo son nuestros resultados en comparación con la competencia y los operadores líderes?
  • ¿Qué métricas podemos utilizar para medir nuestro progreso?

Estas preguntas nos llevan a los siguientes pasos claves:

  • Transformar las estrategias de negocio en iniciativas específicas.
  • Alinear la organización y su estructura con la estrategia.
  • Crear una cultura en la que todos los empleados enfoquen sus actividades diarias en la consecución de las metas y objetivos de la organización.
  • Revisar continuamente y, cuando sea necesario, modificar la estrategia para aumentar las oportunidades de alcanzar la visión de la organización.

Generando mejoras

La experiencia sugiere que los procesos de planificación estratégica más eficaces utilizan un enfoque orientado a resultados. Los principales factores de éxito son:

  • Output bien definido – Un enfoque basado en una serie predefinida de productos intermedios y finales permite mantener el foco, ayuda a gestionar las expectativas y elimina posibles dudas a medida que avanza el proceso.
  • Toma de decisiones en mano de unos pocos – para mantener el foco es preferible que el proceso lo dirijan responsables senior. El proceso de análisis necesita la contribución de los accionistas, pero no debería derivar en un proceso basado en el consenso.
  • Aportaciones controladas por parte de los grupos de interés– el proceso debe incluir aquellas aportaciones de los grupos de interés que permitan aportar información importante y contribuir a la viabilidad del plan.
  • Un calendario concentrado– un calendario definido y concentrado en el tiempo puede ayudar a priorizar y garantizar disciplina y continuidad.

Elaborar un plan estratégico no tiene por qué ser un ejercicio complicado o caro, ni consumir demasiado tiempo. Utilizar entidades externas que apoyen en las sesiones de trabajo y en el proceso de análisis añade valor al proceso, pero es importante que los accionistas y la dirección le dediquen tiempo y dirijan el contenido. Planes grandilocuentes realizados por cientos de consultores sin la participación de la dirección terminarán acumulando polvo, cuando precisamente el éxito de un plan estratégico se mide en función de su utilidad y de su comprensión por parte de todos los empleados de la compañía. Por eso, se deben poder comunicar claramente las prioridades estratégicas y las acciones propuestas a todo el negocio.

Conclusión

Periodico de economia

Fuente: Unsplash | Autor: Markus Spiske

A medida que el futuro avanza, debemos permanecer atentos a los rápidos cambios que se están produciendo en todos los frentes. La regulación y las prioridades empresariales convergen cada vez más en mejorar la experiencia del pasajero, pero con un impacto a nivel operativo y de infraestructura restringido. Gestionar los riesgos relativos a  la seguridad, el mercado, la regulación o el medio ambiente son aspectos a tener en cuenta y que se suman a las nuevas tecnologías que son capaces de ofrecer mayores beneficios en términos de ingresos, mejora de la experiencia del pasajero, eficiencia en los procesos y capacidad aeroportuaria.

Realizar ejercicios de planificación estratégica de manera regular puede resultar útil para identificar retos futuros y para desarrollar estrategias que gestionen el riesgo y que capitalicen las oportunidades. Es difícil predecir lo que está a la vuelta de la esquina, pero lo que sí parece prudente es mirar al futuro teniendo en cuenta el mayor número de factores posible. Depender de una sola estrategia o plan para un sólo escenario futuro posible rara vez ayudará a construir un negocio sólido y sostenible. Una planificación de negocio estratégica y a largo plazo es hoy en día clave para la gestión del negocio, para valorar el riesgo de la inversión y para conseguir un éxito sostenible en un entorno empresarial cada vez más incierto.

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