Los mejores arquitectos de los últimos 150 años (parte I)
03 de octubre de 2022
En 1978, los empresarios estadounidenses Cindy y Jay Pritzker decidieron organizar unos premios que reconociesen la obra de los arquitectos vivos más influyentes y comprometidos de todo el mundo. Lo hicieron inspirados por su amor por la arquitectura y por los altos rascacielos de Chicago, su ciudad natal, y seguros de que un premio de este tipo motivaría a las nuevas generaciones de arquitectos a ser más creativos y comprometidos.
80 años antes, la arquitectura de Estados Unidos había inspirado también a Adolf Loos, un joven que más adelante transformaría la forma de entender la construcción en Europa y cuya obra sigue teniendo influencia hoy en día. La historia de la arquitectura es una larga sucesión de influencias, corrientes, movimientos transformadores, buenas ideas, funcionalidad y diseño, en la que cada arquitecto ha dejado su propia huella.
Para celebrar el Día Internacional de la Arquitectura, que se celebra cada año el primer lunes de octubre, hacemos un repaso de algunos de los mejores arquitectos del último siglo y medio.
Adolf Loos: “el ornamento es delito”
Adolf Loos nació en 1870 en Moravia (una de las tres regiones históricas que hoy forman la República Checa). Su educación fue muy diferente a la de muchos de sus colegas de profesión: no consiguió entrar en la escuela de arquitectura – no era muy buen estudiante – y tuvo todo tipo de empleos antes de comenzar su carrera como arquitecto.
Influido por las corrientes que descubrió en Estados Unidos, Loos apostó por una revolución estética que acabase con lo ornamental y primase lo funcional. Muchas de sus obras más conocidas, como la Casa Loos (o Sastrería Goldman & Salatsch) y la Casa Moller pueden verse en Viena. También tiene obras en otras ciudades, como Villa Karma en Montreux o la Casa Müller en Praga.
Esta última es un ejemplo de uno de los conceptos que acuñó el propio Loos: el de Raumplan. Este consiste en dar a cada una de las habitaciones de una vivienda diferente importancia y, por consiguiente, diferente tamaño, ubicación y altura. Así, un salón, punto de encuentro y centro del hogar, debería ser más amplio y tener techos más altos que los dormitorios, espacios privados y de descanso.
La Casa Loos en Viena. Gryffindor (Wikimedia Commons)
Loos fue un arquitecto que revolucionó los gustos europeos de su momento, sentó las bases de la arquitectura moderna y fue fundamental para introducir conceptos que influirían, más adelante, en el funcionalismo de la Bauhaus.
Le Corbusier, referente de la arquitectura moderna
Villa Savoye. Soil Hong (Wikimedia Commons)
A los 29 años, Charles-Édouard Jeanneret-Gris (Suiza, 1887 –Francia, 1965) adoptó el pseudónimo de Le Corbusier. Pocas décadas después, ya no necesitaba presentación: Le Corbusier es considerado uno de los grandes arquitectos del siglo XX y uno de los principales referentes de la arquitectura moderna, junto a Frank Lloyd Wright y Mies van der Rohe (quienes dejaron su huella en los edificios de Chicago que más adelante inspiraron a los Pritzker). Le Corbusier es recordado, además, por su peculiar vida y sus polémicas ideas políticas.
Además de arquitecto, fue teórico de esta disciplina, pintor, escultor y diseñador (en su trabajo destacan muebles como el sillón LC2 y la silla LC1, que han servido de inspiración durante décadas). En sus obras arquitectónicas, primó el funcionalismo y la sencillez. Concebía las viviendas como lugares que debían ser diseñados para ser vividos y disfrutados y las definía como machine à habiter (literalmente, máquinas para habitar).
l’Unité d’Habitation. Jean-Pierre Dalbéra (Wikimedia Commons)
Uno de sus signos distintivos (hay muchos) es el de dejar las plantas bajas de los edificios con espacios libres, como puede verse en Villa Savoye o en l’Unité d’Habitation (en Poisy y Marsella, respectivamente). Desde 2016, La UNESCO reconoce la obra arquitectónica de Le Corbusier como Patrimonio de la Humanidad.
Zaha Hadid: estirando los límites de la arquitectura
En 2014, Zaha Hadid se convirtió en la primera mujer en ganar el premio Pritzker de arquitectura. Pasó a formar parte de un pequeño grupo reservado hasta ese momento a los hombres, pero lo cierto es que ya hacía tiempo que su nombre se mencionaba a la hora de hablar de los mejores arquitectos y arquitectas del siglo XX.
Zaha Hadid nació en Bagdad en 1950. Estudió matemáticas en la Universidad de Beirut, pero en 1972 dio un giro a su trayectoria al mudarse a Londres para cursar estudios de arquitectura. Solo una década después, sus obras arquitectónicas ya se mostraban en exposiciones y museos de todo el mundo.
“Conocida como una arquitecta que empuja constantemente los límites de la arquitectura y el diseño urbano, su trabajo experimenta con nuevos conceptos espaciales que intensifican los paisajes urbanos existentes y abarcan todos los campos del diseño, desde la escala urbana hasta los interiores y el mobiliario”, señalan desde la web de The Pritzker Architecture Prize.
Havenhuis en Amberes. Jonas Jaeken (Unsplash)
Entre sus obras más conocidas, están la estación de bomberos de Vitra de Weil am Rhein, el Centro de Arte Contemporáneo Rosenthal en Cincinnati, el Centro Heydar Aliyev en Bakú o el Havenhuis en Amberes. Zaha Hadid se encargó también del diseño de la primera planta del edificio del Hotel Puerta de América de Madrid, obra de Ferrovial.
Aldo Rossi, un poeta que resultó ser un arquitecto
Aldo Rossi nació en Milán en 1931, en el seno de una familia que se dedicaba a la fabricación de bicicletas. Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, cursó la carrera de arquitectura en la universidad politécnica de su ciudad.
Gran parte de su carrera estuvo influida por el amor al cine y al teatro y su inagotable imaginación. Diseñó un teatro flotante para la Bienal de Venecia en 1979, que él mismo definió como “un lugar donde terminaba la arquitectura y terminaba la imaginación”. También está detrás del Teatro Carlo Felice, de Génova, y del Toronto Lighthouse Theatre.
Otros de sus edificios más reconocidos son el Centro Direzionale di Fontivegge en Peruggia o el Hotel Nikko en Silkia Nara. En 1971, amplió el cementerio de San Cataldo, en Módena, con una obra que se considera un exponente del posmodernismo. Además de diseñar edificios, Rossi pintó y creó piezas de mobiliario.
Cementerio de San Cataldo. Jaqueline Poggi (Flikr).
Rossi también teorizó sobre la organización de las ciudades y la arquitectura, que debían reconstruirse de forma rápida y a la vez bella tras los estragos de la guerra. Ada Louise Huxtable, crítica de arquitectura y parte del jurado del Pritzker (premio que Rossi ganó en 1990), describió a Rossi como «un poeta que resultó ser un arquitecto».
Frank Gheri: edificios que son esculturas
Casa danzante de Praga. Alice (Unsplash)
Frank Gheri (quien nació en Toronto en 1929 y en su juventud recibió la nacionalidad estadounidense) consideraba que la arquitectura es un arte. Se graduó en arquitectura en la Universidad del Sur de California y en urbanismo en la de Harvard, y siempre ligó estas disciplinas con estudio de otras como la escultura.
El mismo Gheri llegó a declarar que encontró la mayor inspiración para su trabajo en el escultor romano Brancusi, y muchos de sus edificios parecen, realmente, una escultura. Los mejores ejemplos son la Casa danzante de Praga o el Centro Stata de Massachusetts. Otras de sus obras más conocidas son la Casa Gheri en California, el Museo Guggenheim de Bilbao, el vestíbulo del DG Bank o el Museo de Arte Weisman.
Museo Guggenheim de Bilbao. Jorge Fernández Salas (Unsplash)
En sus obras encontramos formas peculiares e impactantes, a menudo basadas en la geometría y en el juego de volúmenes. Otra de sus características es el uso de materiales con aspecto inacabado como parte del diseño. En 1989, Gheri se hizo con el Premio Pritzker, y a día de hoy sigue siendo considerado uno de los arquitectos más influyentes de las últimas décadas.
Imagen principal: Centro Heydar Aliyev en Bakú, Azerbaiyán, de Zaha Hadid. Rufat Mammadov (Unsplash)
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